Del contrato laboral al contrato social. Tecnología para la oficina

por Sònia Cañizares - Directora del Sector Público de Cataluña y Sanidad
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Un tercio de los empleados españoles tuvo que trabajar a distancia durante los meses de confinamiento. No obstante, a finales de 2019, sólo el 5% desempeñaba sus labores desde casa normalmente o más de la mitad de los días, según datos del Instituto Nacional de Estadística, experiencia que resultó convincente para muchos de ellos. De hecho, Grupo Adecco ha llevado a cabo un estudio en ocho países, incluido España, en el que señala que el 77% de las personas consultadas considera que el modelo ideal es aquel que combina el empleo en remoto y presencial.

La crisis sanitaria ha obligado a las organizaciones a replantearse la relación con el trabajo a favor de una nueva organización híbrida y duradera. Muchas empresas ya estaban planteando modelos estables a largo plazo mientras se debatía una ley de teletrabajo que pudiera satisfacer a empresarios y trabajadores.

Actualmente hay ensayos clínicos a gran escala (fase 3) en curso o previstos para varias vacunas contra la Covid-19, y algunos países, como Reino Unido, ya han autorizado el uso de la de Pfizer. Parece que, por fin, vemos luz al final del túnel.

Pero la aceleración digital de las empresas en los últimos tiempos ha hecho que un proceso que debía durar varios años pasase a realizarse en unos pocos meses. Para abordar de forma efectiva la vuelta a la normalidad en el ámbito laboral, hay una serie de requisitos que se deben cumplir.

 

Entornos de trabajo digitales

En primer lugar, hemos de asegurar que el puesto de trabajo de todos los empleados esté diseñado para evitar posibles ataques informáticos. Además, los trabajadores deben disponer de todas las herramientas necesarias para realizar su labor de forma colaborativa y totalmente móvil. Se ha de conseguir que se pueda trabajar de la misma manera con independencia de la ubicación en la que uno se encuentre, ya sea ésta la oficina, el hogar u otra.

 

Del mismo modo, la situación actual ha hecho surgir herramientas digitales que solucionaban algunas de las problemáticas relacionadas con la pandemia. Es posible, por ejemplo, usar la tecnología para la reserva de espacios de trabajo, ciudades, oficinas, plantas y mesas. De este modo se cumplía con las medidas de distanciamiento social y, de cara a la gestión del trabajo en remoto, este se hace mucho más efectivo, pues facilita el intercambio de mensajes e información entre ocupantes del mismo escritorio en días distintos y la comunicación con otros trabajadores. Por su parte, los administradores de estas aplicaciones pueden aceptar las reservas de todas las personas que dependan de ellos, activar y desactivar plantas y espacios de trabajo o realizar seguimiento de la ocupación. 

Un ejemplo es la aplicación ‘Take a Seat’ desarrollada por Sopra Steria.  Con el objetivo de gestionar el retorno a las oficinas de la manera más segura posible, desarrollamos una plataforma que permitiese a los colaboradores reservar sus espacios de trabajo. La solución, que se puede implementar en empresas y edificios de organismos públicos, se diseña para responder a las necesidades particulares de cada entidad, incluyendo funcionalidades personalizadas, como la capacidad de gestionar las plazas de aparcamiento disponibles o puestos de trabajo de uso compartido (incluyendo información sobre las conexiones y equipos de los empleados).

 

Una generación híper-conectada

 

A corto plazo, la experiencia "exitosa" del teletrabajo durante la crisis supone una oportunidad para que las empresas más modernas, aquellas que llevan la innovación en su mismo ADN, aceleren el cumplimiento de objetivos en los que ya estaban trabajando:  equilibrio entre la vida laboral y la vida personal, reducción del impacto ambiental provocado por la disminución del tiempo y la distancia de desplazamientos de sus empleados, entre otras cuestiones. Pero también representa una oportunidad única para reducir los costes operativos, liberar capital (si es propietaria de sus instalaciones), reasignar recursos y, así, financiar inversiones y ganar en flexibilidad y en agilidad.

Además, en 2025, el 76% de los empleados será millenial. Una generación de nativos digitales, híper-conectada y "naturalmente" ágil, que se posiciona como motor de la transformación empresarial. Anticipándose a esta realidad, el mundo profesional ha visto surgir en los últimos años nuevas formas de trabajo, incluida la oficina flexible y la "oficina dinámica" sin ubicación fija, así como nuevos espacios, como el coworking.

A más largo plazo, esto supone también un desafío al mito de la todopoderosa metrópoli a favor de una verdadera descentralización y de la tan esperada, pero nunca alcanzada, revitalización de los territorios intermedios. Un retorno a lo local y a la proximidad que ya se ha observado en los hábitos de consumo durante el confinamiento. 

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