El diseño estratégico como impulsor de la circularidad

por María José Téllez - Design Manager, Eggs, part of Sopra Steria
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La economía circular propone un modelo regenerativo más respetuoso con el medio ambiente con el concepto de revalorización y residuo como nutriente. Se trata de un sistema más equitativo, rentable e innovador, que a la vez supone una transformación de modelos productivos, de negocio y de consumo. Significa desterrar el “si no lo veo, no existe” de contextos de economía lineal más vinculados a una visión a corto plazo centrada en extraer, producir, consumir y desechar.

“El diseño lo es todo” diría Paul Rand y, como diseñadores, estamos convencidos de ello. Pero dicho así podría sonar vacío. Preferimos ser más concretos y apoyarnos en la visión de la Fundación Ellen McArthur para la que el diseño en sí mismo es “una fuerza para el cambio que tiene el poder de remodelar nuestra economía. A la vez, superamos narrativas contrapuestas para ir más allá y dotar a las empresas de una visión más constructiva.

Así creemos y actuamos en nuestro equipo de Diseño: las preguntas que planteamos y las decisiones de diseño van a determinar cómo usamos un servicio, cómo nos comportamos, a qué damos valor, cómo nos comunicamos y cómo nos relacionamos con las marcas, entre nosotros y los distintos sistemas interconectados. 

Poder analizar desde el origen el ciclo de vida de un producto o servicio nos brinda la ocasión de pensar de una manera sistémica y creativa, aparte de cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12 de la Agenda 2030 (Producción y Consumo Responsable). El diseño estratégico desempeña un papel fundamental en la economía circular como catalizador hacia modelos más sostenibles y eficientes.

 

Análisis del ciclo de vida de tu producto

Vamos a dirigir nuestra atención a conceptos como la durabilidad, eficiencia, reparabilidad o la reutilización. Imagina, por ejemplo, una empresa vinculada al mundo del textil y la moda que ofrezca prendas de alta calidad junto a servicios de reparación o el intercambio de prendas de otras temporadas entre sus usuarios, además de descuentos por reciclaje y generación de ideas de reutilización.

Para garantizar la sostenibilidad en la cadena de valor, podría disponer de una aplicación para optimizar la logística y, quizás, una solución digital que garantizara, mediante trazabilidad, que sus proveedores cumplan con todas las garantías de trabajo digno.

De esta forma además de reducir la cantidad de residuos, estaría creando una comunidad comprometida, nuevas prácticas sostenibles y una imagen de marca acorde a los valores que se promueven, dando la oportunidad a los empleados de sentir que trabajan con un propósito y, a su clientela la certeza de que se está velando por las personas y el entorno.

Partiendo del análisis y con foco en el diseño estratégico tenemos la oportunidad de sugerir nuevos modelos de negocio que promuevan la circularidad: servitización u ofrecer un producto como un servicio, alargamiento de la vida útil, creación de plataformas colaborativas, suministro circular, digitalización y trazabilidad, recuperación de recursos, y aplicar soluciones creativas, más eficientes, tecnologías más limpias y procesos de producción menos intensivos en recursos.

En el sector de la industria, por ejemplo, un ejemplo de solución digital sería el lanzamiento de un marketplace para cubrir la venta de útiles o recambios difíciles de encontrar en el mercado con todas las garantías de hosting verde y mínima huella digital.

El diseño estratégico fomenta la colaboración entre diferentes actores de la cadena de valor para identificar oportunidades de optimización de flujos de insumos. Sería factible, por ejemplo, imitar el éxito de simbiosis industrial de Kalunborg en Dinamarca (o eco polígono) en el que, en un mismo espacio, el residuo de una empresa es el nutriente o producto base de otra. En este caso se podría también aplicar ecodiseño, co-innovación e interconexión de datos mediante la utilización de IoT e Inteligencia Artificial, recopilar y analizar en tiempo real todos los datos de procesos para adaptar flujos de suministro, demanda y producción.

Además, al revisar la sostenibilidad en todas las etapas del ciclo de vida, se contribuye a reducir el impacto ambiental y, con ello, la emisión de gases de efecto invernadero.

Si colaboráramos con una empresa del sector de la distribución de alimentos, tendríamos la posibilidad de diseñar un modelo de negocio basado en la asociación con productores locales para reducir la necesidad de transporte a larga distancia con una plataforma de pedidos y rutas optimizadas entre productores, minoristas, restaurantes y consumidores finales. También se podría promover el uso de envases y embalajes biodegradables, reduciendo emisiones, el desperdicio y, a la vez, involucrar a diferentes organizaciones para donar los excedentes no vendidos en lugar de desecharlos.

El diseño estratégico igualmente tiene en cuenta métricas para garantizar viabilidad, distintos escenarios futuros y riesgos potenciales, lo que facilita la resiliencia ante cambios globales y la adaptación de las empresas e instituciones ante desafíos climáticos, la demanda creciente y las regulaciones ambientales.

Para ilustrar este caso podríamos recurrir al ejemplo de una administración pública que pudiera redefinir su modelo de movilidad con el fomento de medios de transporte sostenibles, como la bicicleta y el uso de vehículos eléctricos compartidos, además de hacer uso de tecnologías inteligentes para mejorar la gestión del tráfico y adaptarse a diferentes situaciones de seguridad y congestión urbana.

Éstas son solo algunas de las aplicaciones del diseño estratégico, análisis de datos y soluciones tecnológicas para fomentar la economía circular, pero, para llevarlas a cabo, es importante contar con un partner adecuado que guíe y aporte soluciones innovadoras. En nuestro equipo estamos familiarizados con distintos retos, contextos y frameworks para facilitar procesos de diseño circulares, todo ello con el propósito firme de ofrecer beneficios tangibles para las empresas y evitar hipotecar a las generaciones venideras. 

Apostamos por la economía circular como la perspectiva más beneficiosa. Nuestro objetivo final es ayudar a configurar un cambio de mentalidad que nos haga conscientes de los desafíos que necesitamos encarar como sociedad y ayudar a diseñar prácticas sostenibles.

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