La transformación lleva varios años entre nosotros y muchas empresas ya han abordado ambiciosos planes de digitalización. Los procesos de modernización de sistemas de TI suelen comenzar por el frontend. El motivo de esto es, en primer lugar, la necesidad de actualizar (o desarrollar) los canales de venta e interacción con el cliente. Además, es mucho más sencillo transformar las capas de frontend, o incluso realizar cambios importantes en la capa de middleware, que la capa de backend, por el alto acoplamiento que suelen tener estos sistemas, tanto en su propia implementación, como con el resto sistemas.
Pero hemos de tener en cuenta que no es viable llevar a cabo esta digitalización con una mentalidad cortoplacista, sino qué es necesario consolidar la transformación a un nivel más profundo para seguir siendo competitivos en el futuro. Esta debe afectar a los modelos de negocio, a las organizaciones y a las personas que los conforman, lo que nos hace poner la atención también sobre la necesidad de que los sistemas CORE sean parte de este proceso. Estos son también un elemento clave a la hora de realizar una transformación digital integral, es decir, que abarque todas las necesidades que supone el surgimiento de nuevos negocios en el ámbito digital.
Los retos que plantea esta transformación no son pocos. Sin embargo, como veremos, los beneficios superan por un amplio margen a las reticencias ante las dificultades que podamos encontrar.
¿Por qué transformar los sistemas CORE?
Los principales beneficios a tener en cuenta a la hora de plantearse una posible transformación (o modernización) de los sistemas CORE son estos.
Reducción de costes
Con los cambios de hábitos de los clientes y el incremento de acceso a los servicios y productos ofrecidos desde gran diversidad de canales (móvil, web, oficinas, etc.), el número de llamadas a los sistemas CORE también se ha visto aumentado, no siendo siempre así el beneficio obtenido por la compañía. El aumento de veces que un usuario consulta los movimientos de su cuenta bancaria desde la aplicación móvil, comparado con tener que acercarse a una oficina o incluso a un cajero automático, es realmente ilustrativo. Ejemplos similares ocurren también en otros sectores, como el asegurador, el retail o los servicios, como es el caso de los agregadores de productos, que realizan llamadas a APIS de diferentes compañías, ya sea de forma directa o a través de técnicas como web scraping.
Riesgos operativos y de obsolescencia
Es habitual que los sistemas CORE de cualquier compañía que no sea de reciente creación se implementaran hace ya muchos años. Aunque estos hayan ido evolucionando con el tiempo, lo normal es que estén construidos con arquitecturas y tecnologías obsoletas de las que cada vez hay cada vez menos disponibilidad de recursos especializados. Y no sólo por una necesidad de perfiles de una tecnología concreta, sino porque, debido al crecimiento orgánico en su implementación, suelen tener grandes carencias de documentación, pruebas de regresión y una codificación bastante criptica y acoplada entre módulos. Si a esto unimos que los sistemas CORE suelen ser el soporte de ejecución de buena parte de los procesos críticos para el negocio de una compañía, casi cualquier cambio a realizar resulta en una tarea de alto riesgo y difícil de agilizar.
Reducción del Time to Market
Una de las principales razones para la transformación digital de las empresas es poder reducir el tiempo de entrega de nuevas funcionalidades, productos y servicios. Para esto se suelen abordar cambios a todos los niveles (organizativo, metodológico y tecnológico). Los sistemas legados, como es el caso de muchos sistemas CORE, suponen una penalización al dificultar las operativas de implementación del software, no solo desde un punto de vista del tiempo necesario para realizar modificaciones, sino también, por ejemplo, al ralentizar las integraciones de otros sistemas o complicar la realización de pruebas de extremo a extremo.
Adopción de nuevas arquitecturas
Los sistemas CORE tradicionales se ubican en la base de una arquitectura de tres capas (frontend, middleware y backend). Si bien, esto tenía sentido hace años, actualmente la arquitectura de cualquier empresa es bastante más compleja. Un enfoque de este tipo no facilita la evolución de los sistemas de IT hacia arquitecturas orientadas a dominio, data hubs, o migración de los sistemas batch hacia arquitecturas de procesado en tiempo real, por citar sólo algunos ejemplos.
En siguientes capítulos de este post abordaremos cuales son las acciones de modernización tradicionales de los sistemas CORE, los retos y dificultades que existen en su transformación y las lecciones aprendidas a lo largo de múltiples proyectos.