por Aurelio Muñoz Alfaya
- Director de Energía y Utilities en Sopra Steria Next
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Con una perspectiva histórica, la provisión de energía a personas y empresas fue una pieza clave de la revolución industrial. Las mejoras productivas gracias a las nuevas tecnologías y recursos energéticos implicaron una modificación en el perfil general de precios, lo que afectó también a la demanda y a los modos de consumo, y cambió la percepción de los espacios de oportunidad de mayor rentabilidad, que se definían a medida que las nuevas tecnologías se propagaban.
Actualmente, como consecuencia de la introducción de nuevas tecnologías en la Transformación Digital del Sector Energético, surgen de nuevo una serie de impactos que afectan a distintos ámbitos: desde el apoyo al proceso de descarbonización para luchar contra el cambio climático, al aprovechamiento más racional de las fuentes de energía mediante la optimización del consumo, el aumento de la eficiencia de las operaciones y los procesos productivos, o sistemas digitales en redes inteligentes para gestionar flujos de energía.
En concreto, la Transformación Digital en el sector de Energía y Utilities se desarrolla principalmente en tres grandes áreas: por un lado, tenemos la interacción con clientes y usuarios, donde aparecen temas relacionados con la gestión del ciclo de vida centrados en los datos obtenidos del cliente, la omnicanalidad en el acceso a la información, técnicas de gamificación y el marketing digital. Por otro lado, está la gestión de los activos de infraestructura de las compañías energéticas, que en el caso de la electricidad incluye los activos de generación, transmisión, distribución y almacenamiento. Por último, se puede transformar la capa de procesos de negocio, que describe todas las actividades llevadas cabo, tanto sobre los activos de infraestructura, como sobre la interacción con clientes y usuarios.
Más datos y nuevas capacidades productivas
Poniendo el foco en los procesos de negocio y en cómo la transformación digital ha modificado la manera de trabajar y la organización de los equipos, un ejemplo es el caso de la Ingeniería Digital (“Digital Engineering”). Ésta se centra en la definición de capacidades para el diseño de ingeniería, control/gestión de proyectos y gestión de activos mediante la introducción de tecnologías del mundo digital, tales como movilidad, analítica de datos, cloud, IoT y realidad aumentada. La Ingeniería Digital define las capacidades para gestionar información a través del ciclo de vida del proyecto, producto o activo, aportando valor centrado en el dato durante la planificación del proyecto, diseño de ingeniería, construcción, cadena de suministro y durante la operación y mantenimiento.
La transformación que la Ingeniería Digital implica incluye la necesidad de repensar métodos y procedimientos de diseño, construcción y operación y mantenimiento. En primer lugar, tenemos la reingeniería de procesos, evolucionando desde proyectos secuenciales e iterativos, a proyectos concurrentes y colaborativos que permiten movilizar a los actores clave en el momento adecuado en el área de trabajo más pertinente para estar alineados durante todas las fases del desarrollo. En segundo lugar, temas como la estandarización, modularización, prefabricación y, de forma generalizada, la industrialización de componentes de proveedores del camino crítico de los proyectos. La Ingeniería Digital facilita el intercambio de información de diseño a través de la cadena de suministro para favorecer la estandarización, colaboración, interoperabilidad y la sincronización de las entregas. Finalmente, está la potencia de trabajo que despliega la Ingeniería Digital, junto a la capacidad de gestionar proyectos apoyándonos en simulaciones de gemelos digitales (4D, 5D o 6D), lo cual abre múltiples posibilidades para optimizar costes, optimizar la planificación, mejorar el rendimiento de equipos y aportar una inteligencia global a través del ciclo de vida del proyecto o producto.
A modo de conclusión, podemos afirmar que la Transformación Digital en el Sector Energético tiene un gran impacto en la evolución de los métodos y procedimientos de trabajo, a través de la centralidad en el dato medible de procesos de negocio e interacciones con clientes y usuarios.
Son múltiples las nuevas capacidades que podemos desarrollar gracias a las tecnologías digitales alrededor de entornos colaborativos que facilitan el intercambio de información y la interoperabilidad entre distintos actores. Esto, a su vez, produce un aumento de la capacidad productiva de los equipos de ingeniería, así como una aceleración de la curva de aprendizaje al disponer de información de detalle de los procesos y gemelos digitales de los activos que permiten simulaciones.
En general, la Transformación Digital conlleva un gran aumento del potencial de creación de riqueza de la economía y afecta a la eficiencia y productividad de todas las industrias y actividades donde cambian los modos de producción, de hacer negocios y de relación (mediada por los datos). En este sentido, la Transformación Digital, que aprovecha los datos y la tecnología para producir mejoras en las aplicaciones, o incluso soluciones completamente nuevas, actúa como catalizador y acelerador de la evolución del Sector Energético.